Otoño
como si en los cielos se marchitaran jardines lejanos,
abatidas con rostro renuente a la caída.
Y en las noches se derrumba con pesadumbre la Tierra,
de la suma de las estrellas a la soledad.
Todos caemos. Cae aquella mano.
Mirad las demás manos: en todas está la caída.
Y sin embargo hay alguien, quien, con su infinita
dulzura, detiene esta caída entre sus manos.
versión: Maxi Pauser y Jesús G. Maestro
(Fuente: Lilian Silva G.)
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