Los muros tiemblan, las hojas también.
Les aseguro, les digo:
Aquí hay alguien que sangra.
Alguien que sangra esas grandes gotas
Pesadas como el ácido enterrado en el seno terrible de la montaña.
¡Abran las puertas! ¡Ábranlas!
(Fuente: Fernamdo Albán)
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