36 .
las llagas
Parménides
con aquello
que venía de Jenófanes:
los etíopes y sus dioses chatos,
los azules tracios de larga vida,
los bueyes no aptos
para el sacrificio
por la manera de caparlos,
el politeísmo y las magias reinantes,
la repleción de mitos y huevadas
pa'los niños,
la persistencia humana
en representar a natura
a su imagen, forma y barro.
Un día
del mes más cálido,
tumefacto instaurado,
con un palito y hollín
escribió
en la arena de Mileto
que el pensamiento
y el ser son la misma cosa:
Y agregó:
no se puede despostar
como pollo o cabra,
imposible
aislar parte o pedazo,
es un todo homogéneo
sin defectos y perfecto,
entonces.
E hiperagregó
jugosos
racimos de su cosecha,
que por razones
de espacio
y paciencia de lector
se omiten.
"¡Cáspita!, ¡Recórcholis!",
bramaron justos
y no justos
y cuyas repercusiones,
aún hoy,
cantan y bailan.
Con esta tozudez,
el nacido en Elea
en fecha incierta
o Domingo de Ramos,
murió sin templete consagrado
ni tumba que se conozca.
Sin embargo,
un fragor de luces
acudió,
con la última sibilancia,
a su lecho de muerte.
Y la verdad
cayó limpita
sobre el tumor
y los humores
propios del mismo.
"Ser,
-se dijo acezante-
"emputecida fantasía
que no alivia ni cura
el dolor de huesos
ni desvanece
la conmoción silenciosa
que tranquila y oculta
quita el sueño
y el alma del sueño",
pero por razones expuestas
no acomodó en cuero o papiro.
- Inédito -
De "La gracia roma".
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