Una meditación sobre muchas cosas que están fuera de mi alcance
Me harté de hacer tan poco, pero hice poco más. Y de mis más surgió todo: el horizonte, la noche, una luz que se acalambra y se dispersa como mirlos sobre un cable cuando levantan vuelo y nada dejan tras de sí, ni siquiera el cable, ni los seis atardeceres de Dios ni la obra de Dios, y ni siquiera el mar, arañado de cielo; que era el norte y el sur, el presente, el pasado y el futuro; que rompía los barcos petroleros como huevos de metal moteado; todo por contrariar apenas a esta simple orilla que había dicho que era igual de hermosa que la luna, hermosa como la luna que ahora le pinta manchas.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg Dib
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