Tarde otoñal en una vieja casa de campo
Alguien tose en el cuarto contiguo.
Un llanto quedo.
Luego pasos inquietos,
conversaciones en voz baja.
En silencio me acerco,
abro la puerta:
Como temí,
como sabía,
no hay nadie.
¿Me tendrán miedo los fantasmas?
(Fuente: Abel Tomás Robino Quiroga)
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