--¡La membrana de mi lenguaje es el límite de mi Atlas! ¡Algoritmo,
algoritmo, descúbreme la llave!
una y otra vez rehabilitada con pedruscos y argamasa, una y otra vez
para evitar el derrumbe y así se ha mantenido el muro de la patria
nuestra. Si alguna vez nos observó (y no era tan despiadado como para
no dejarnos unas migajas de su pan, en invierno, en el alféizar, al alcance
de nuestras madres) si alguna vez nos observó fue para lamentarse de
esos dichosos límites.
Entonces nos reímos, ¿qué lenguaje? ¿sólo el suyo es lenguaje? ¡si será presuntuoso!
Y ahí sigue, muy enfrascado delante de una mesa con orejeras, con sus
diez dedos delanteros moviéndose rápido, y secándose la frente si le arde
de tanto enfrascamiento. De vez en cuando suspira fuerte : ¡Algoritmo!
¡algoritmo! pero ni oídos presta a nuestros conciertos en la mañana y en la
tarde... Será bobo!!

(de La rebelión de los poemas, inédito, 2025)
c) Amparo Arróspide
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