«Casas»
Versión de Juan Carlos Villavicencio
Una nube de migrantes en sus ojos,
y en su maletín de cuero un libro, un lápiz, la fotografía familiar
el óxido de las bancas en sus manos, las barandas y los pomos
de las puertas,
el óxido de cada apretón de manos en sus manos.
El maletín apoyado en el muro –
hará aparecer de ahí primero sus recuerdos o
como un mago podría hacer aparecer un país:
una casa,
una calle,
una capital.
Cerró los ojos y se recostó sobre el hombro de sus costumbres familiares.
No querrá como amigo a otro florero,
no se confesará a una cama que va a volar en el próximo ataque,
no se hará un té ni va a cantar,
caminará mucho rato de un lado a otro entre el pórtico y la cocina
y oirá con atención algún sonido procedente de la puerta del jardín.
Pero sólo va a escuchar el crujido de las hojas bajo los pies
que pasan
y luego
ya se van.
Sólo queda el murmullo de las conversaciones en las casas de al lado.
(Fuente: Descontexto)
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