miércoles, 19 de febrero de 2025

Anne Carson (Canadá, 1950)

 

 

 

Charla breve sobre las geishas

 

La cuestión de las geishas y el sexo siempre ha sido complicada. 
Algunas sí y otras no. De hecho, como sabrán, las primeras geishas 
eran hombres (bufones y percusionistas). Su riesgoso tamborileo 
hacía reír a los huéspedes. Pero para 1780 “geisha” ya era sinónimo 
de mujer y el negocio glamoroso de las casas de té era controlado por 
el gobierno. Algunas geishas eran artistas y se llamaban a sí mismas 
“blancas”. Otras con apodos como “gata” o “saltimbanqui” armaban 
sus tiendas todas las noches en el ancho lecho del río, para luego 
desaparecer con el alba. Lo importante era: alguien a quien desear. 
Por más que la colcha fuera larga, o la noche demasiado larga, o que 
te tocara éste o aquel lugar para dormir: alguien a quien esperar hasta 
que viene y el pasto se agita y trae un tomate sobre la palma de la mano.
 
 
 

 Traducción de Ezequiel Zaidenwerg Dib

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