miércoles, 18 de diciembre de 2024

William Shakespeare (Inglaterra, 1564-1616)

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“aye... there’s the rub...”
 
 
Ser o no ser, ésa es la cuestión:
¿qué es más noble para el espíritu,
soportar los dardos y flechas de una fortuna humillante
o tomar las armas contra un mar de aflicciones
y, haciéndoles frente, acabar con ellas? Morir, dormir...
no más; y con dormir decir que borramos
el dolor y los mil embates naturales
que la carne hereda: debiéramos desear con devoción
ese final. Morir, dormir; dormir... tal vez soñar...
ah, he ahí el escollo: porque en ese sueño de muerte,
librados ya de esta envoltura carnal,
los sueños que puedan venir nos hacen detenernos;
es el temor lo que da tan larga vida a la desdicha...
Pues, ¿quién soportaría las burlas y los azotes del tiempo,
la maldad del opresor, el desprecio del soberbio,
las punzadas del amor rechazado, la demora de la ley,
la insolencia del oficial y la humillación
que el mérito paciente recibe del indigno,
cuando podría alcanzar su paz
con un simple estilete? ¿Quién soportaría cargas
sudando y resoplando en una vida agotadora
si el temor de algo tras la muerte,
la región desconocida de cuyas fronteras
ningún viajero regresa, no aturdiera la voluntad
haciéndonos aceptar los males que tenemos
antes que lanzarnos a otros que ignoramos?
Así la conciencia nos vuelve a todos cobardes,
y así el tono natural de la entereza
se apaga con el pálido tinte del pensamiento,
y empresas de gran envergadura e importancia
con esa mirada tuercen su curso
y pierden el nombre de acción...
¡Silencio ahora, la bella Ofelia! ...
.....

Traducción: Gerardo Gambolini

 

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