Si alguien me explicara
que Darwin
vivió antes
de que me asentaran
en el civil
puérperas, chupetes,
vendas y tijeras,
le creería
con hostil reticencia.
Aunque la leche es candor agriado
y el corazón se mide
con ascuas y pascuas,
nunca amé a este hijo
que deshago entre mis brazos.
Anfiteatro nocturno
en conveniencia y opinión,
sitio del hueso,
claro está,
cuando volví
de La Habana
ya no trataban dulcemente
a estos caballos carneados
como algo
que se refugia
en el pecho que sangra.
- Inédito-
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