Ya sucumbí a las órdenes de la tarántula
contemplé las gárgolas en la ciudad escarlata
Caí en los cuadriláteros
junté ranas de cerámica
No hice caso a la brújula
ni al consejo cálido
Seguí en la vertiente de la espina
me use como héroe
del poema, de la vista
en contra de la maquinaria de mi tiempo
Porque necesité saber cómo es la montaña
soñé con un templo con dos ojos
pintados en la torre de las campanas
puse mis pies en la senda
huyendo de la cólera de los que estamos al costado
Así es que busco el brillo, no la luz
Y persigo a pie la joya mayor que se esconde en el oxígeno
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