lunes, 16 de diciembre de 2024

Ángela Martínez Fernández (Valencia, España, 1992)

 

HURACANES EN LA PERIFERIA (fragmento V) 

 




He subido a la azotea

he visto las estrellas

y he dicho

¿qué va a ser de nosotras?

después he abierto

un paquete de galletas Bicentury

bañadas en chocolate blanco

he abierto

también

una cerveza

y he pensado

ya no confío en nadie

no

confío

en nadie

aunque eso

la traición

la desconfianza

solo ocurre

dentro de mi cabeza

dentro de una cabeza

que no deja nunca

de pensarte

ni de pensar

el paro se me acaba en enero

no sé dónde viviré

después de tanto esfuerzo

menos mal que siempre

critiqué la meritocracia

al menos tenía razón

le he ganado una batalla dialéctica al Capital

echo de menos tumbarme

a tu lado en la cama

colocar el móvil

entre nuestras cabezas

hacer sonar un disco

entero

en una lista Premium

de Spotify

que ya no puedo pagar

he abierto el correo

para escribirte

algo parecido a una carta de amor después he recordado

que una amiga me contó

hace apenas dos meses

lo bien que te va todo

y he sentido envidia

he sentido odio

la rabia

de la persona abandonada

después he negado con la cabeza he cogido una bolsa de

patatas fritas

y he corrido por el pasillo

con el temor a que mi madre encendiese la luz

y viese

lo que queda de su hija

una silueta oscura

Campanilla borracha

en mitad de la noche

he recordado

también

el día en que Antonio

nos contó

cómo escribió

su poema más largo

los médicos

dijeron

que no vería amanecer

he recordado

leer ese poema del tirón

notar la angustia

la despedida

infinita

he vuelto con la memoria

a los hospitales

he llorado

pensando en todos nuestros muertos en las jornadas intensivas

delante de quirófanos memorizando las rayas del suelo

el trazo de los azulejos desgastados las manos temblorosas

de mi madre

los mensajes diciendo:

no me esperéis a cenar,

se ha complicado la cosa

la cara de las enfermeras

el saludo de una anestesista jovencísima

cada noche al verme

sentada en el pasillo

he contado en Google Maps

los kilómetros que hay

desde mi barrio

hasta el hospital

donde Tony está ingresado

cinco kilómetros

dice la aplicación

nueve minutos en coche

una vez le dije a Mecha

por teléfono:

me estoy sacando el carnet

para poder ir sola a los hospitales

y no depender de nadie

y poder llevaros a todas

cuando lo necesitéis

ahora

que estoy a nueve minutos en coche del hospital donde mi amigo

ve pasar los días

no puedo acercarme

ni abrazarlo

ni siquiera decirle

yo tampoco pensé nunca

que la muerte pudiese venir tan pronto

qué pasará después

tu enfermedad es un trozo

enorme de carbón

que llevo alojado en el pecho

he gritado de impotencia

sabiendo que no habrá despedida que no podré coger un helicóptero para llevármelo de allí

recorrer el océano

llegar a Houston

como Rocío Jurado

y poner a su alcance

todas las quimioterapias del mundo todos los recursos

que tienen los ricos

que nos quitan a nosotros

a pesar de que la muerte

la muerte

nos llega a todas

pero

no es lo mismo

he oído el reloj

después

he levantado la persiana

para mirar fijamente la luna

apenas con la forma de una rebanada de melón

he pensado en esos cuerpos

de hombres

de mujeres

diciéndome

o casi

casi

susurrando:

no tengas miedo

yo sí voy a saber tocarte

tocar

tocar mi propio cuerpo que no lo toca nadie porque no les dejo

el cuerpo

llevado al límite cada día para sacarlo a golpes del dolor

para evitar que la tristeza se vuelva crónica

me convierta en fósil

he terminado la cerveza

me he tumbado

a mirar el brillo

que desprende la luna por el hueco de la galería y he sentido

pasar los días

como meteoritos

sobre mi coraza de acero

el duelo

es una palabra

que viene del dolor llevo a cuestas

tres tipos de duelo distintos

pero todos

todos

todos

me conducen

siempre

a la locura

por eso llamo a Peter Pan

desde la ventana

espero que venga para llevarme

que me devuelva con los niños perdidos y me deje probar la comida invisible esa que no engorda

ni cuesta doce con cincuenta

en el supermercado

polvo de hadas

he subido otra vez a la azotea

he visto las estrellas

y he dicho

¿qué va a ser de nosotras?


Ángela Martínez Fernández. Huracanes en la periferia. Ed. La Oveja Roja, 2024

 

(Fuente: Voces del extremo)

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