Papá cuenta en sus escritos
“la mataron pobrecita con tanto electrosock”
cuando leo a Alda Merini sobre su experiencia manicomial
“salir viva era un milagro, allí se entraba para morir”
pienso en mi abuela María
la que sufría de los nervios.
Ella no salió del Vieytes viva
Ella no pudo escribir
Apenas sabía hacerlo con su nombre
en la libreta de fiado del almacenero
cargaba los alimentos hasta la casa prestada
haciendo de la olla en la cocina
una fiesta
con sabor a poco.
El almacenero abusó de ella
se lee entre las letras de mi padre
mientras extiende una mano al fantasma de su memoria
y se queda tieso en los alambrados que nada encierran.
A Papá como a Alda
no los mató el electroshock
sobrevivió a éso pero nunca
a su dolor de hijo
cargó con él hasta su último minuto de aire.
Nos llamaba a mi mamá y a mí
desde la terapia intensiva
como un niño que pide un minuto más de juego
Yo escuchaba su lamento por el hueco del ascensor
mi corazón se detenía como las alas del alma
imaginaba una escalera de incendio
no quería escapar
quería subirla para enfrentar el fuego de mi padre
y quemar su pena infinita.
Esta noche escucho Balada para un loco
como en el vinilo de mi infancia
estoy en la segunda fila del teatro
los vientos hacen magia
con el tiempo
hay almas que cabalgan tambaleantes
creyendo que son pura sangre
y yo aquí tan yegua recién parida
por el recuerdo de mi Abuela María.
(Fuente: Oscar Vicente Conde)
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