Es el tiempo de los elegidos
en las cumbres del triunfo poético
Quién puede entrar por esa puerta
descalzo y desnudo
con las palabras pulidas
en poemas donde nos transfiguramos
aguerridos labradores del verso
audaz empuñadura
que despeja los glifos de la magia
y sólo para ella ejerce el rigor
del destierro
la percepción de lo insondable
tanto como lamparas extintas?
Quién declara la altura del poema?
si ni las estrellas que caen
sospechan su intensidad
Quién desgasta los muros
de la selección
como filtro aristocrático
de la conveniencia
y el compadrazgo?
Quién alcanza a ser visto
y oído
por la corte intelectual
que premia la certeza?
Tengo alas en mis párpados
y veo
que la poesía no se salva
del poder de la serpiente
y su tentadora manzana
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