viernes, 23 de junio de 2023

Marcos Herrera (Buenos Aires, 1966)

 

DOS MUJERES
 

Les gusta el silencio.
Por eso, a veces, se ríen
cuando piensan que
tienen los mismos gustos
que las monjas de clausura.
 
La gente las ve
como lo que son: dos mujeres
solitarias.
 
¿Qué es esto?
¿Por qué pasó?
 
La enorme sala (mezcla
de cocina con el vértigo de un
lugar donde la gente baila)
está en penumbras
y los monosílabos, las sonrisas, comunican.
 
Eso. Están conectadas. En red. Antenas de dos insectos.
Podrían haber sido hermanas.
Eso. Hay una gaviota que
vuela contra la lluvia gris
del amanecer.
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BILLY PURDUE
 

Era pobre.
Pobre y peligroso.
 
Me cortó la mejilla con su navaja. 
 
No necesitaba buscar pelea.
La pelea lo buscaba a él.
 
La forma de mover el taco de billar. O como
entrecerraba los ojos.
Esas cosas funcionaban como prólogos. Por
su organismo corría tal cantidad de adrenalina que,
a su lado, las hormigas parecían muertos.
 
Es una buena idea… como decidir
invadir Rusia en invierno.
 
No molesten a los camellos ni a las putas. Eso
fue lo último que
dijo.
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DOBLE DE RIESGO
 

Están esos puntos. Lucecitas en el pasto
rodeados por lo negro. Lo azul está más arriba.
Más lejos, pero un poco antes del horizonte
hay más. Puntitos luminosos. Ya no
a ras de suelo. Pero que quede claro: no están
flotando. Están enredados en la maleza. 
 
Los pastizales salvajes que se salvaron del fuego,
los arbustos.
Junio se va y el año se desmorona
en una gran celebración fúnebre. Se acorta
la distancia.
 
Los puestos de la policía caminera me
dejaron pasar. Y eso que este camión
es más que sospechoso. Y la documentación…
Bueno, en otro momento detallaré las cosas.
 
 
 
De  Codas,  en preparación.


 

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