domingo, 2 de agosto de 2020

Eduardo Milan (Uruguay, 1952)

1.




vienen a la terraza…”
Jorge Medina Vidal


arte albergue
vienen al poema los que nada tienen
por la porción de vacío que les toca
vienen también por lo habitable
una vía corta, una larga, una avenida
esa dignidad que ahora está en la calle
esa dignidad también lo habita
al poema también lo habita esa dignidad sin casa
sin techo, sin tierra
escaso el fuego que alcanza la fruición de piedra y piedra
el soplo en la rama contra el viento
la fuerza de agua para aguar la fiesta del burgués no está
no está el burgués donde solía al amparo de la lámpara
esa lámpara de gran impacto en la lectura
esa lámpara abrió claros para que la letra surja, emerja
ribetes de rey real, patas de mosca y cola de hipocampo
ese tan burgués ahora está afuera tan contigo como tú
pupilos permanentes de la multiplicidad del ojo
desvelo, el ojo no era uno



2.


el hombre habitó por poesía la tierra
una figura esencial, habitó
éter, dioses, ambrosía
esas cosas, las del ser
una moneda de cobre, una lámina bajo el sol
un brillo de cascos, un solo casco reluciente
-se desciende así: del dios a las patas del caballo-

cuando me siento viejo con mi amigo Toño
hablo de esencia, me siento eterno: “el poema”, digo
mi amigo deja el vaso sobre la mesa
copa de vino rojo sobre la mesa- y me dice: “el poema”
sólo cuando nos sentimos los dos viejos

pregunto si todavía se puede habitar algo
habitar una canción
cuando nos sentíamos jóvenes, físicos, eternos
mis amigos que cantaban decían “la canción”
yo dejaba el vaso sobre la mesa
copa de vino rojo sobre la mesa -y decía: “la canción”
una copa de vino rojo distinta
pasó en forma de un eco de un griego a un uruguayo

pregunta si es posible habitar una canción
la canción suelta en el no-tiempo
deshilacha unos acordes, unas cuerdas
la urdimbre que unió un tejido frágil
¿cuál casa, la canción o una canción?
en una canción una casa va contigo
en la canción va toda casa
un ahora raro hace posible lo imposible
se salva una casa perdiendo toda casa
todo el mar no pierde un mar particular
aun del Mediterráneo un sorbo



3.


desperté esta mañana y leí que Lou Reed decía
“que los ricos se den cuenta que no sólo están aquí para hacer mierda”
dinero, o sea, un mar
Lou Reed es cool de cooles, culmina la curva de un mundo
toca el comienzo del otro lado, algo que empieza con la pizca de verdad
¿qué quiere un mundo? un mundo quiere otro mundo que
quiere otro, una cascada la fría
luz de junio
junto al río que pasa rocas, rumor, ramas

un payaso a un santo lo que un banquete a un asceta
la relación relativa
yo payaso, tú payasa, el payá
el fuego a una cresta apagada
otro hubiera incendiado el lenguaje
fuego a Wall Street, fuego a mansiones, carros
bajo la misma nieve una olla popular

-un zapato de Hollywood 5 mil dólares
el izquierdo igual, más caros que la hondureña
de 13 que atraviesa en el tren La Bestia
los Estados Unidos Mexicanos-

una olla de esquina, de nieve popular
Reed cantó con los Ocupas de New York

el poema no debe registro a nada
el poema aprovecha para intentar variables, toma en cuenta lo que sucede, sus formas
hay cambio a la vista, hay cambio en el modo de no estar de acuerdo
lo pequeño de una pizca pesa un guiño a la mirada
humano tamaño hormiga ante una Hummer maestra
posible un poema no previsible entre la gente que ocupa de otra forma el espacio



28/12/11

(Lou Reed in memoriam
1942-2013)



4.


disciplina para el humo
desaparición
la hora sombra
perdida la hora sombra
la hora huella
dejada la hora huella de uso

una madre portuguesa se va del puerto
sube al cielo, baja al subsuelo
esa madre sin barco
no sé, una madre portuguesa no regresa

fuera de lugar, desaparecer
sólo aparecer cuenta
quedaba lo que poesía, desaparecía
ahora fragmenta

la pérdida el resto de ganar, lo que no ganó
pierde, la liebre pierde, el hervidero de cigarras
sol que tritura canto igual que mortero hierba




(Fuente: Vallejo and company)

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