DOS POEMAS
Las peras
como de nácar y de mármol y de llamas,
como peces que hubieran siempre vivido en una nube,
una gasa,
una piel de tul.
Y se mueren
el domingo de otoño, las tardes, las violetas,
los viejos las recogen para hacer licor o té.
Las peras humean dentro del rocío,
se les caen estampitas, estampillas,
a veces, una medalla con un rubí.
***
Este melón es una rosa,
este perfuma como una rosa,
adentro debe tener un ángel
con el corazón y la cintura siempre en llamas.
Este es un santo,
vuelve de oro y de perfume
todo lo que toca;
posee todas las virtudes, ningún defecto,
Yo le rezo,
después lo voy a festejar en un poema.
ahora, sólo digo lo que él es:
un relámpago,
un perfume,
el hijo varón de las rosas.
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en "Magnolia", Lírica Hispana, Caracas, 1968. Véase también "Los papeles salvajes", vol. 1, Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2000. En la imagen, Marosa di Giorgio (Salto, Uruguay, 1932-Montevideo, Uruguay, 2004 / Détour)
(Fuente: Jonio González)
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