martes, 18 de abril de 2023

Atila Luis Karlovich (Colombia, 1953)

 

LAS HORAS DE LA FLORESTA (CATHEMERINON)

I. IN LAUDES

 
Ales diei nuntius/ lucem propinquam praecinit
Aurelius Prudentius Clemens
 
 
 
alborea
y revive polifónica la pajarera primordial:
trinos y escalas, modos y cadencias horadan de a poco la negrura,
mil y mil siringes canoras
ascienden in crescendo de la nada aislada
a la algazara demencial
que precede la corta lumbre,
el fogueo mínimo
que inicia el amanecer.
 
alborea
y ya el sol despliega su dialexis,
su extático carro imperial.
 
arriba, en los ensanches y alfoces del firmamento,
entre las nubes arreboladas,
cruzan desde temprano
empecinadas bandadas de pájaros trashumantes,
y entre el follaje
trinan, gorgoritean, graznan
gárrulas miríadas alborozadas
que iridescen fulgurantes en su vanagloria matinal.
 
encaramada en las alturas
señorea hierática y sangrienta la arpía,
mientras los micos madrugan maromeros,
vuelan entre abismo y abismo,
burlan de rama en tronco y de tronco en rama,
jaquean los techos del mundo,
y guacamayas y papagayos estrenan sus colores,
afilan la vanidad de sus lenguas,
se responden retruécanos
y entre jirones de niebla matutina
se arrojan planeando y a los torpes aletazos
por los intersticios abismales entre palos y fronda.
 
aún prevalece el paraíso.
aún hay aguas que corren melodiosas,
plácidos esteros,
blanquísimas garzas,
corzas impolutas,
niños de ojos enormes que despiertan en las malocas,
figuras de un pesebre inverosímil
ante el báratro en ciernes:
en los pastizales trepidantes pacen mansos tapires,
por los aires revolotea el polícromo lujo de las mariposas gozanderas,
liban los colibríes sus desayunos de melosos colores,
las orquídeas se desperezan lujuriosas,
las arañas tejen laberintos regios en el aire.
zumban avispas, abejas y abejorros,
y los alacranes negros
esplenden la iniquidad de todo lo que es bello.

 

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