TÉ
La montaña hace girar sus últimas piedras calientes
Serpenteo entre los sosegados lagos
de lavanda con una bolsa de hierbas a la espalda
y mientras pienso dónde pasan la noche tus manos,
un pájaro retrasado derrama
con las alas el violeta de la lavanda
y las salpicaduras llegan hasta el cielo.
Tenderé a secar las hierbas,
hay suficiente té para todo el invierno,
también atiborraré con ellas las almohadas,
dispersas por todas partes en la casa,
así no habrás de recordar
cuando vuelvas,
en cuál de ellas has cosido la risa de la mujer
por quien te desvestiste tres veces
en un largo amanecer.
(traducción de Reynol Pérez Vázquez)
(Fuente: Fabio Cardarelli)
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