De cabeza
¿No sabés? Que el amor de una madre
se desentiende del orgullo
como el fuego
se desentiende de los gritos
de lo que quema. Hijo mío,
mañana aún
tendrás es día de hoy. ¿No sabés?
Que hay hombres que tocan pechos
como quien toca
cráneos. Hombres
que cargan sueños
por las montañas, con los muertos
en la espalda.
Pero sólo una madre es capaz de caminar
con el peso
de un segundo corazón que late.
Nenito tonto.
Podrás perderte en cada libro
pero nunca te vas a olvidar de vos mismo
igual que dios se olvida
de sus manos.
Cuando te pregunten
de dónde sos,
deciles que tu nombre
se hizo carne en la boca sin dientes
de una mujer de la guerra.
Que no naciste,
sino que saliste de cabeza
al hambre de los perros. Hijo mío, deciles
que el cuerpo es un cuchillo que se afila
cortando.
Traducción: Ezequiel Zaidenwerg
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