Mañana de embriaguez
¡Oh mi Bien!
¡Oh mi Belleza! ¡Fanfarria atroz donde jamás tropiezo!
¡Caballete de hadas! ¡Hurra por la obra increíble y por el cuerpo maravilloso,
por la primera vez! Esto comenzó bajo la risa de los niños, esto terminará por
ellos. Este veneno ha de permanecer en todas nuestras venas, incluso cuando, al
irse la fanfarria, hayamos vuelto a la antigua desarmonía. ¡Oh, ahora somos nosotros
tan dignos de estas torturas!, recojamos fervientemente esta promesa
sobrehumana que hicieron a nuestro cuerpo y alma creados: ¡esta promesa, esta
demencia! ¡La elegancia, la ciencia, la violencia! Nos prometieron enterrar en
la sombra el árbol del bien y del mal, por deportar las honestidades tiránicas y
para que trajésemos nuestro amor puro. Esto comenzó con algunos disgustos y
terminó —al no poder sujetarnos en lo inmediato de esa eternidad—, con
una desbandada de perfumes.
Risa de niños,
discreción de los esclavos, austeridad de las vírgenes, horror por las formas y
los objetos de aquí, sagrados sean por el recuerdo de esta víspera. Esto
comenzó con todo el fasto y ahora termina con ángeles de fuego y de hielo.
Pequeña vigilia
de ebriedad, ¡santa!, aunque sólo sea por la máscara con que nos has
gratificado. ¡Nosotros te afirmamos, método! No olvidamos que ayer glorificaste
cada una de nuestras edades. Tenemos fe en el veneno. Sabemos dar entera nuestra
vida todos los días.
He aquí el
tiempo de los Asesinos.
(Les Illuminations, 1872.)
(Versión: lacl)
MAÑANA DE EMBRIAGUEZ
¡Oh mi Bien! ¡Oh mi Bello! ¡Fanfarria atroz en la que ya no
tropiezo! ¡Mágico potro de tormento! ¡Hurra por la obra inaudita y por el
cuerpo maravilloso, por la primera vez!
Empezó bajo las risas de los niños, acabará por ellas. Este veneno ha de
permanecer en todas nuestras venas aun cuando, agriada la fanfarria, seamos
devueltos a la antigua armonía. ¡Oh, ahora nosotros, tan digno de estas
torturas!, recojamos fervientemente esta sobrehumana promesa hecha a nuestro
cuerpo y a nuestra alma creados: ¡esa promesa, esa demencia! ¡La elegancia, la
ciencia, la violencia! Se nos ha prometido enterrar en la sombra el árbol del
bien y del mal, deportar las honestidades tiránicas, con el fin de que trajésemos
nuestro purísimo amor. Empezó con ciertas repugnancias y acabó, -al no poder
agarrar en el acto esa eternidad, - acabó por una desbandada de perfumes.
Risa de niños, discreción de esclavos, austeridad de vírgenes, horror
por las figuras y los objetos de aquí, ¡sacrosantos seáis por el recuerdo de
esta vigilia! Empezaba con la mayor zafiedad, y concluye por ángeles de llama y
de hielo.
Breve vigilia de embriaguez, ¡santa!, aunque sólo fuera por la máscara
con que nos has gratificado. ¡Nosotros te afirmamos, método! No olvidamos que
ayer has glorificado cada una de nuestras edades. Tenemos fe en el veneno.
Sabemos dar nuestra vida entera todos los días.
He aquí el
tiempo de los Asesinos.
(No tenemos al autor de esta versión)
Mañana de embriaguez
¡Oh mi Bien! ¡Oh mi Belleza! ¡Fanfarria atroz
donde jamás vacilo! ¡Caballete mágico! ¡Hurra por la obra inaudita y por el
cuerpo maravilloso, por la primera vez! Aquello comenzó con el reír de los
niños, terminará por él. Ese veneno ha de permanecer en todas nuestras venas
aun cuando, al irse la fanfarria, hayamos vuelto a la vieja desarmonía. ¡Oh
tiempo presente tan digno para nosotros de esas torturas!, recojamos fervientemente
esa promesa sobrehumana que hicieron a nuestro cuerpo y a nuestra alma creados:
esa promesa, ¡esa demencia! ¡La elegancia, la ciencia, la violencia! Nos
prometieron enterrar en la sombra el árbol del bien y del mal, deportar las
honestidades tiránicas para que introdujéramos nuestro purísimo amor. Aquello
comenzó con algunos sinsabores y terminó —al no poder desde luego asegurarnos
de esa eternidad—, terminó con una desbandada de perfumes.
Reír de los niños, discreción de los esclavos, austeridad de los vírgenes,
horror por las formas y los objetos de aquí, consagrados seáis por el recuerdo
de esa vigilia. Comenzó con todo lo rústico y ahora termina con ángeles de
llama y de hielo.
¡Pequeña, santa vigilia de ebriedad!, aunque sólo fuese por la máscara con que
nos has gratificado. ¡Nosotros te afirmamos, método! No olvidamos que ayer
glorificaste cada una de nuestras edades. Confiamos en el veneno. Sabemos dar
nuestra vida entera todos los días.
Ha llegado el tiempo de los ASESINOS.
(Traducción de Raúl Gustavo
Aguirre)
.
(Arthur Rimbaud, Las iluminaciones.)
MATINÉE D’IVRESSE
O mon
Bien ! O mon Beau ! Fanfare atroce où je ne trébuche point !
Chevalet féerique ! Hourra
pour l'oeuvre inouïe et pour le corps merveilleux, pour la première fois ! Cela commença
sous les rires des enfants, cela finira par eux. Ce poison va rester dans toutes nos veines, même quand, la fanfare tournant, nous
serons rendu à l'ancienne inharmonie. Omaintenant, nous si digne de ces tortures !
Rassemblons fervemment cette promesse surhumaine faite à notre corps et à notre âme
créés: cette promesse, cette démence !
L'élégance,
la science, la violence ! On nous a promis d'enterrer dans l'ombre l'arbre du
bien et du mal, de déporter les honnêtetés tyranniques, afin que nous amenions
notre très pur amour. Cela commença par quelques dégoûts et cela finit, — ne
pouvant nous saisir sur-le-champ de cette éternité, — cela finit par une
débandade de parfums.
Rire
des enfants, discrétions des esclaves, austérité des vierges, horreur des
figures et des objets
d'ici, sacrés soyez-vous par le souvenir de cette veille. Cela commençait par
toute la rustrerie,
voici que cela finit par des anges de flamme et de glace.
Petite veille d'ivresse, sainte ! quand ce ne
serait que pour le masque dont tu nous as gratifié. Nous t'affirmons, méthode ! Nous n'oublions pas que tu as glorifié hier chacun de
nos âges. Nous
avons foi au poison. Nous savons donner notre vie tout entière tous les jours.
Voici le temps des Assassins.
.(Arthur Rimbaud, Las iluminaciones.)
(Fuente: Contracorrientes, blog de Luis Alejandro Contreras)
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