El cumpleaños del mundo
El cumpleaños del mundo
empiezo a contemplar
lo que hice y lo que dejé
sin hacer: pero este año
no fue tanto de reconstruir
mi psiquis siempre frágil,
ni de ponerme a apuntalar
amistades en picada, ni de arrancar
de raíz viejos recsentimientos
que se niegan a pudrirse solos.
No, este año me quiero
hacer cargo de lo que hice
y de lo que no pude hacer
por la paz. ¿Hasta qué punto
me atreví a oponerme?
¿Cuánto me la jugué
por la libertad,
la mía y la de otra gente?
Y a medida que estas libertades
se fueron reduciendo, ¿en qué lugares
alcé la voz? ¿A quienes intenté
persuadir. En esta temporada
de festejos, me declaro a mis misma
culpable de pereza, en una época
en que las mentiras ahogan
la inteligencia y la retórica
envuelve el entendimiento
como una serpiente de Pitón. Acá
estoy ante las puertas que se abren,
el fuego que me encandila;
y al acercarme a lo que me juzga,
me juzgo a mi misma. Denme
armas de destrucción
minúscula. Que mis palabras
se vuelvan chispas.
Traducción de Ezequiel Zaidenweg
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