domingo, 26 de marzo de 2023

Atila Luis Karlovich (Bogotá, Colombia, 1953)

 

ENTRENOCHE

 
había entonces un reloj que avanzaba
y una mujer que, tras tantos años
y tanta lejura,
hay veces sigo escuchando dormir.
 
entre su párpado y su retina
navegan río abajo
nevadas, tucanes, chirimoyas.
su piel morena un espejo plácido,
remoto,
cantarín.
 
mientras duerme bajo el ceibo rosado
ronda en su abra un tigre,
(poncho overo, decía ella),
guardián sereno y fiero,
patrono de sueños y despertares.
 
mi lengua, en cambio,
siempre seca, feroz, desenhebrada.
entre pierna y pierna
medusas, temores.
 
en mis ojos
desvelo tras desvelo.
allá su amparo, aquí mis destemplanzas.
en el umbral
el reloj que corría impasible,
que ahora rebasa presuroso toda frontera,
callando caminos, borrando pesares.
 
ahora estoy más solo, más viejo,
se me escabulle el tiempo,
pero tengo consuelo:
el macuto de quimeras y desengaños que arrastro,
el gato que me arrima nocturno su ronquido,
el arrullo de las ranas de lomo dorado que saltan
desde la argéntea luna sobre lejanas lluvias sabaneras,
el desvelo, cada vez más manso, gracias a dios,
 
y cada tanto la memoria del sueño de aquella mujer.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario