Pareados romanos
Te lo tengo que decir: hice dos. No sabía cómo hacer si no. Los puse a doble espacio se -parados en la página, que cayeran del cielo lado a lado. Me opongo a estas maniobras, pero de verdad había dos: uno me abandonó, el otro me quiso, eran el mismo. Eran diferentes. Uno es auténtico, el otro versión mía. No me pongo de acuerdo conmigo misma. No lo dejo que se vaya: ¿por qué si no todas estas columnas de asfixiante friso narrativo? Se lo tengo que decir: hice dos. No sabía cómo hacer si no. Los junto cuando la mano me deshace la letra. Me queda poco margen de Roma. Elijo mal, después corrijo. Elijo mal, después elijo mal, después la vuelvo a ver: la altura de lo que sabemos del hombre y su impactante arquitectura. Tengo que volver a Roma: tal vez me haya perdido de ser la otra en que se suponía que iba a convertirme. Siguieron siendo dos. No sabía si no cómo iba a decidir. No sabía si no cómo te iba a decir de la ruptura.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg Dib
No hay comentarios:
Publicar un comentario