
UNA TARDE
–como si se tratara de un fresco egipcio–,
descubrí una bandada de ibis negro
con sus picos curvos y su andar sacerdotal
Sentí que alucinaba.
¿Cómo era que este lugar
maltrecho,
suburbano,
ganado de a poco por la naturaleza,
resplandecía ahora como una visión?
¿Qué arcaica divinidad
obraba sus prodigios
en sitio y momento
tan inesperados?
Allí permanecieron
hasta el anochecer
cuando reanudaron el vuelo.
Quizás no fue necio
preguntarme
entonces
por tantos lazos perdidos,
–tan difícilmente vueltos de encontrar–,
en estos opacos,
infortunados,
sonámbulos,
tiempos
de sobrevivientes.
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en "Palimpsesto", n.º 24, primavera de 2022. En la imagen, Elkin Restrepo (Medellín, Colombia, 1942 / Palimpsesto)
(Fuente: Jonio González)
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