Lo básico
.
Trabajaba en la textil de unos armenios.
Me daban el dos por ciento por ventas
y un uno adicional por cobrarles
a los turcos de las sederías,
desde el centro hasta Moreno.
El señor Duek me explicó lo básico:
"¿Sabés qué pasa, rusito?
Si debés cien dólares
van a tu casa y te rompen las piernas;
si debés un millón te dicen
caballero, ¿quiere un café, un whisky?".
Las sederías cerraron hace mucho,
pero el viejo Duek sigue orgulloso
al frente de su local destartalado.
¿Tiene raso? No tengo.
¿Percalina? No entregan.
¿Algún retazo para una pollera?
No sé, fijate en esa caja.
Luce amargado y tiene la mirada perdida.
Le han crecido las uñas.
Lleva una barba desprolija y gris.
Las piernas, por ahora,
las conserva sanas.
(Fuente: Cecilia Pontorno)
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