la gata que recibirá el mensaje
Cuando oigamos la aldaba de la muerte
resonando una noche en nuestra habitación,
aunque no hayamos tenido tiempo de vivir,
no digamos «qué inútilmente hemos vivido hasta aquí».
Cuando oigamos la aldaba de la muerte
en la última noche de los recuerdos
habrá caído la sombra en nuestra habitación
y la gata escuchará sus pasos atentamente.
La gata que amamos habrá comprendido
lo escrito desde hace tiempo en nuestra mirada
y vendrá a tocarnos con una caricia.
Quizás digamos entonces «¿quién es tan tarde?»,
devolviendo la caricia a la gata cansada,
a la gata, que recibirá el mensaje.
Versión de José Antonio Moreno Jurado
Tinta China
(Fuente: La comparecencia infinita)

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