LA MAYORÍA
el trigo crece
y se manchan de sangre las dormilonas infantiles.
Todos nacimos en abril:
niños,
supimos que obedecer implicaba paz.
Adolescentes,
descubrimos el valor de la redención condicionada.
Finalmente,
no morimos en el intento.
Ahora somos sumisos y secretos,
gordos de ojos saltones
y carnes blandas.
Preparamos palabras suculentas
que pasan por el molinillo de carne,
y un perro, bien educado,
espera para engullirlas.
Recién cogidos desafiantes,
meados a destiempo
y solemnes imberbes,
ocupamos el primer lugar en las encuestas.
Somos lo que llaman,
la mayoría.
Fotografía Enrique Hernández-D’Jesús
Serie Imagen y palabra
(Fuente: Enrique Hernández-D’Jesús)
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