OSADÍA
si él era el hombre
de mis sueños
y una madrugada
me adentré en los suyos.
(Cosas que pasan
sin quererlo
entre palabras
y desvelos).
Vi que no era un hombre,
era un centauro.
y en su pecho desnudo
el corazón abierto
era una orquídea
sangrante.
Y tuve miedo.
Él intuyó mi temor
y para conjurarlo
me aupó en su grupa
con la rotundidad
de sus brazos
marcados por espinas,
ceñidos
por laureles secos
aún fragantes.
Me aferré a su cintura
y galopé confiada.
Él llevaba en su frente
la brújula
celeste
de los sueños.
No hay mejor cielo
para remontar
los miedos.
Galopamos.
/
(De Cielos y Milagros).
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"Sagittarius and Corona Australis, Microscopium and Telescopium" - Urania's Mirror / (Wikipedia Commons).
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