DOS POEMAS
en la memoria del mundo
aletean
contra el dolor del vacío.
¿Qué estamos buscando, con la cabeza inclinada
y los brazos cargados de incertidumbres?
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Caminamos, sujetando la mano
de los que avanzan con nosotros.
A veces la mano de uno abandona
y suelta la del otro
para apagar la lámpara.
El niño vuelve a encontrar el camino de sus juegos.
En medio del silencio, caminamos todavía
más frágiles por la mano que nos falta.
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en "Sin borde sin final del mundo", Bassarai, Vitoria-Gasteiz, 1997. Trad. del francés, François-Michel Durazzo.
(Fuente: Daniel Edgardo Petasne)
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