LA LOCA
Me decían sentate al lado de la loca
y dale cuerda.
La loca, a todas horas
destrozada,
y después —si existe algún después
bajo las ruedas—
dibujaba muñecos en el vidrio,
cantaba letras sucias,
daba pena,
Me decían recitale a la loca
tus poemas.
La loca consumía
el café más amargo con leche
y apagado,
se sonaba los huesos
traqueteados en camas informes
o en baldíos,
se daba una medida de esperanza.
Sentada en un rincón,
lucía las bananas podridas del sombrero,
un perfume bien rancio, recocido,
su careta de humo,
su cuello pergamino.
Me decían conversá con la loca
de la vida en orsai,
de su hijo roto.
La loca masticaba estampitas lentamente
preguntando si el sol
seguía afuera
o lo habían llevado, en bandeja,
hasta su cuarto.
Me decían con guiños, por lo bajo,
explicale a la loca que está muerta.
*****
EL POETA DEVUELVE LA PALABRA
“Para morir mejor
hay que estar sano”
(anónimo callejero)
Le entregan sus análisis completos
bajo colesterol sin índice de riesgo
glucemia uremia y uricemia
(no es el medio campo de la selección bratislava
ni una suntuosa aliteración esteticista)
con valores normales adecuados millones
de leucocitos y hematíes como para empedrar
las joyas de varias coronas coronarias
en buen funcionamiento vespertino
(de noche lo asaltan imágenes compactas
que pueden provocarle taquicardia a un dinosaurio)
y camina derecho por lugares torcidos
se busca buenos tragos los malos vienen solos
sigue fiel al Azar que lo guía desvía recombina
empieza a salirse de la ví(d)a a pesar de todos y de todo
de lo que informan estos laboratorios alcahuetes
porque la máquina ha comenzado a ratear
es el momento justo de tomar esa curva
(me parece que ya tomaste demasiado).
Resultas de lo cual lo felicitan por haber elegido
morir saludable en buen estado con el humor erecto
de cara a tan adversas circunstancias convencido
de que fue bueno rebajar las grasas los empachos
las borracheras y resacas aquellas dos mujeres en un día
los ratos de mirar nomás mirar hasta perderse
el horizonte los devastados espacios interiores.
Lo felicitan —reitero y no es una ironía—
porque ha llegado al cruce de caminos saludable
ni se le nota el austero carcinoma que lo convierte
en candidato seguro en colaborador anticipado
de la página oscura del Gran Diario donde otrora
incluyeran artículos suyos a veces ponderados
sesudas bibliográficas anónimas o nomás discutibles
que con los vientos lightse disiparon.
Algún periodista apresurado querrá corroborar
si es cierto que escribía fascículos seriados
escritores de acá de ahí de más al fondo
para el sueño de Boris en el saber distributivo
si compartió con Paco los destinos de una carrera
donde enseñaban las formas de las letras
que nunca coincidieron pero igual dialogaban
si una vez despertó con la que hubiera amado
entre los brazos prefirió que durmiera tan cansada.
Igual se irá pensando por el viaje —algunos gurúes afirman
que no es largo— las mejores respuestas las posibles
al máximo misterio de este confuso crucigrama.
(Fuente: Tema: Poesía)
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