Poema con niño y balanza
Era un niño solitario.
No tenía quién empujara
Mi columpio.
Me gustaba
Subir al balancín del parque
Y como no había ningún niño
Que subiera al otro extremo,
Ponía en su lugar
Un fardo de piedras.
La sensación
De quedar suspendido
Me agradaba. Lo difícil
Era calcular
El peso de las piedras
Para que subieran
Cuando yo bajara
Y bajaran cuando volvía
A remontar el cielo.
A veces permanecía
Largo tiempo suspendido,
Hasta que el vigilante
Quitaba el túmulo de piedras.
Esto explica por qué vivo
No pocas veces en el aire.
(Fuente: Adriana Hoyos)
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