miércoles, 5 de febrero de 2025

Alejandro Méndez Casariego (Buenos Aires, 1952)

 


La huella del elefante     




Nadie más recuerda al elefante de cartón.  
Vaya uno a saber de qué escondite o recoveco 
lo voy recuperando.  
Parte de lo que fue debe existir aún  
como pelusa o sedimento 
o como polvo molesto en el agua de los ojos.  
O quizás sobreviva casi intacto 
en el espacio nunca hollado del cuartito del fondo. 
De lo que no tengo dudas 
es de haberlo visto venir
pisando las baldosas del patio o casi inmóvil,
con esa oscilación inexplicable
que suelen tener los elefantes
cuando están por llorar o desplomarse.
Su huella se instala en el principio
casi única, soberbia entre objetos de uso cotidiano
y escribe la primera cuartilla de la trama:
un apenas saber sobre las cosas:
cuerpo, sustancia y dolor de lo que empieza a ser.



 

(Fuente: El Poeta Ocasional)

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