jueves, 27 de febrero de 2025

Ocean Vuong (Ho Chi Minh, Vietnam, 1988 / EEUU)

 

 

 

Oración para los recién condenados

 

Querido Padre, perdoname: he visto. 
Detrás de la valla de madera, un campo iluminado
de verano, un hombre que le pone a otro
una púa en la garganta. Acero que se transforma en luz
sobre un cuello lustroso de sudor. Perdoname
por no retorcer esta lengua para formar
Tu nombre. Por pensar:
así debe empezar toda
oración: con las palabras “por favor” que cortan
el viento en pedacitos, que es lo que
oye un chico en su necesidad de saber
cómo vuelve el dolor a bendecir el cuerpo
de su pecador. La hora de repente
detenida. El hombre, con los labios 
contra la bota negra. ¿Está mal que ame
esos ojos, que vea algo tan diáfano
& azul: que ruegue seguir siendo diáfano
& azul? ¿Se me crispó el cachete
cuando la sombra húmeda floreció de su entrepierna
y chorreó en el barro ocre? Qué rápido que se transforma
en Vos el filo. Pero dejame empezar
de nuevo: Hay un chico arrodillado
en una casa con todas las puertas abiertas al verano
de una patada. Una pregunta le carcome
la lengua. Un cuchillo que toca
Tu dedo alojado en la garganta.
Querido Padre, ¿qué pasa con el chico
que ya no es un chico? Por favor:
¿qué pasa con el pastor
cuando las ovejas son caníbales?
 
 
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg Dib 

 

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