¿Qué queremos decir?
¿Qué
quiere decir en realidad el sol, cuando sale? ¿Haría un ejercicio tan
solemne, tan arqueado, prescrito sólo por alguna costumbre vetusta?
¿Cómo escoge la hierba el lugar de su marchitamiento, o el hombre?
¿Qué dijiste; o sólo hablaste?
Es
un alivio acordarse, a la vez, de cuán poco puede significar el
lenguaje. No está de guardia el escritor como un policía tiritando en el
frío. No gesticula en la encrucijada. El escritor es una anciana
afable, que invita a la posibilidad de ir en busca de hongos o tomar una
cerveza. Y cómo no.
Pero desde
luego. Por supuesto. También sucede que si el poeta ve a los niños del
kínder agrupados en la esquina, hace todo lo posible para que puedan
cruzar sin peligro.
Y cuando los
niños se han ido y ya están junto al parque, se apresura el poeta tras
el grupo y se une, sin sentir, a la fila. Se ha enfrascado en todas las
edades.
~
Memorias apócrifas
6
Mañana probablemente estaré en esta misma habitación, que
se inunda del ayer y el anteayer.
Niños en el jardín del colegio entre una clase de
francés y la vida. La imagen se
complementa con una estación del año, cuando empiezan a
llover gotas parecidas a uñas
revestidas de plomo.
Y aún no quisiera revelarles cómo es:
cómo al menos es:
cómo en el peor de los casos es:
cómo de verdad es:
cómo es lo absurdo que hay:
cómo es lo oculto que hay:
cómo es cuando una aeronave se enamora de las
naves submarinas.
***
Versiones a cargo del Festival de Poesía de Lima (2012)
(Fuente: La comparecencia infinita)
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