lunes, 17 de abril de 2023

Mircea Cărtărescu (Bucarest, Rumania,1 de junio de 1956 )

 



Mi sueño es una grabadora

 

Solo se necesita muy poco para ser feliz
cuando terminé mis meditaciones sobre el infinito
cuando mis delirios de grandeza se disolvieron
cuando la marca en mis huesos y collar se desvaneció
cuando de repente dejé de pensar en mí mismo como
Jesús, Bob Dylan, Gauss y Vonnegut
(jr.) al mismo tiempo cuando
la palabra pronto tuvo sentido para mí
y lo diré de nuevo: cuando parezca
que las nubes nunca toman forma de guitarra, torno, carrusel, lata de café
regla deslizante, clavícula o muelas del juicio,
cuando me doy cuenta de que no tengo más remedio que vagar
manos en mis bolsillos
entre colores en ruinas,
cuando supe que no pienso con mi cerebro, y nada depende de mí
y no me detendré ahí:
cuando me vi obligado a tener un departamento y un trabajo
pero pensé que esta vida era demasiado pobre para mí
cuando estaba lleno de lunares, tumores benignos me taladraban
cuando leo a Dostoievski sin hacer una mueca
cuando yo, el maravilloso espectáculo, hice cola en la tienda,
pensé en comprar una grabadora de carrete a carrete
Kashtan, dos mil dólares,
porque me gusta más escuchar musica
y me encantaría tener algo tan lindo
escuchándome
a menudo
saliendo de la escuela, paraba en las tiendas de electrónica
en Strada Doamna Ghica
y vi la hermosa grabadora que me prometieron
su linda figura cuadrada
sus suaves e inteligentes carretes
sus LED verdes parpadeantes
allí, en exhibición
entre dos delicados altavoces negros
y ahora ella es mi sueño, cuando todos los demás sueños se han ido.
Ah su plexiglás, carretes hipnóticos
sus giros irregulares y perezosos…
 
                                                                          Trad. Lala Toutonián
 

 
 
Elegía segun Cátulo
 

Vendrá la muerte. los tallos ennegrecerán.
las fotografías conservarán una respiración negra.
las aguas se extenderán sobre los cuerpos de los insectos.
el segundero del reloj se retorcerá como una uña
sobre el pezón.
ojo de cristal, qué harás sin un lugar
para hacer el amor, porque solo las piedras
dejarán que las nubes se hinchen y estallen
en sudor negro sobre un rostro callado.
nos dispersaremos, amor, en la oscuridad del manómetro
y de la ballesta de aluminio, en un estrato donde los peces
abren su boca sedienta hacia el agua remachada
con pernos y viento.
reiremos en negro entre los dedos llenos de labios
cuando nos arranquen la aguja y la piel de las mejillas
y amarnos no podremos, separados
por la manta de barrotes. ¿qué haremos
allí en el aliento de los carburadores de acetileno
bajo una sangre oscurecida
por los reflectores negros de los fósiles?
las fotografías abrirán con lentitud los pétalos
al viento que esparce en los raíles del tranvía
nieve y órganos desperdigados
 
                                                           Trad. Lala Toutonián
 
 
(Fuente: Cecilia Pontorno)

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario