EL RETORNO DE LAS MUSAS
-Poeta, ya es hora de que
como aquél vagabundo
de Charleville digas Adiós-,
al semáforo en rojo.
-Eres ese personaje de Kafka
que llevas en tus pasos...
Eres un pobre muerto de hambre,
lo dijo Eliseo Diego, grande como
Vallejo y como el viejo Rojas
que tanto admiras-.
Su rostro calcaba el de una ateniense
de almendrados ojos. Estas son las
que habitaron el Parnaso, no son
lujosas y te increpan sabiendo que
nada llevas en los bolsillos, díjeme.
Ni siquiera esas cuyos rostros
la flor de loto reflejan, continué, en
silencio, claro, no me fuesen a clavar
sus uñas_ De pronto sonrieron
y por el entrecejo agua me bajó.
Quieren ponerme ropaje nuevo, díjeme.
Pero vaya que me he olvidado de la rima
y nunca fui bueno sembrando adjetivos.
-No te preocupes, la poesía está hecha
de palabras-, dijo una que recién llegaba
desde otra esquina_
- La poesía de hoy es imagen-, dijo una
rubia que había permanecido callada
hasta ese momento, en un aire lejano:
'summa cum laude', y me hizo alejarme
de las otras_ Al instante desaparecieron
por un callejón oscuro muertas de risa.
Entonces me olvidé de todo, me olvidé
de mí y me di a escuchar lo que decía
el viento abofeteando la metáfora.
en El poeta de hoy día. C.S. Ediciones Madriguera. Col. Libros Antiofídicos. 2013.
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