miércoles, 7 de diciembre de 2022

Sebastián Jaka (Buenos Aires)

 

Mántica.

.
.
La mano que se da no vuelve al cuerpo.
Ya no.
Ha sido cercenada
esa mano
que diste
con la premura
de un fogonero
que alimentara
la caldera
de un vapor
que retorna al río.
Otra mano es
la que ahora
manipula
muebles,
floreros,
artefactos
de extraña arquitectura
y son otros
también
los objetos
que se tienden
ante ti
lujuriosos
como en una ofrenda.

 

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