Carta para Mariana
Hace mucho les decían amigas
a esas que se amaban en la espera de la
noche, oscuro adentro o en la madrugada
es así también que te conozco,
Mariana, no solamente como nombre o manos
cerradas; en ti fue posible un
posar largo de alas, marco alfa en
nombre de una mujer honda en cuerpo
del paisaje muy alto. de tu piel,
Mariana, nunca olvidé el azote y
es por eso que existo ahora en ti y
me encontraba; además
de orfandad yo reconocía el trámite
de una Tristeza certera que no
se refería solo a tu continente
sino a todo lo que hubiese sido
perdido o nunca posible, porque
la medicina del Amor nos desengañara.
y permanecimos algo enfermecidas
en un comienzo de poco verbo, a medio-amor
interrumpido y precoces planes condenados al
temor de lo que una historia de frases legaba
tiránicamente al cuerpo imposible porque
en nuestras propias manos no estábamos nosotras.
de repente, Mariana, un día me desperté luego
de mucho dudar y te encontré resonando
real, más hermosa que todas las otras humanas
criaturas y presentí que una llave me había
sido dada, para poder entrar y hallar reposo
dentro de una luna al interior de la casa, repleta
ancha y genuina como la astucia de las ovejas.
tu lealtad al fuego y al agua que nos deja
preparadas da sentido a tu porte ético de profunda realeza, Mariana,
y también por eso hace mucho no eres apenas amiga
sino prometida, rosa y regaliz
de ahí que tu nombre esté inscrito en la causa
amante porque tuyo el terreno, Baobá preciado,
raíz por donde alimento la tierra que me falta.
Tatiana Pequeno, incluido en Revista Poesía (Venezuela, 13 de mayo de 2022, trad. de Cristina Gutiérrez Leal).
(Fuente: Asamblea de palabras)
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