sábado, 31 de diciembre de 2022

Azucena Salpeter (Formosa, Argentina, 1942)

 



JAMAS VISITÉ EL CIELO      




Leo a W. Szymorska, E. Dickinson, Italo Calvino 
leo soror no dejo de buscarte 
en el tetragrammaton, en el diario formoseño 
en las matemáticas del reloj de Chagall 
vos te aparecés en todo lo que leo 
en todo lo que escribo 
me lavás la cara 
me masajeás los pies 
con manos de albañil 
levanto la mirada como quien va a rezar 
y ya no estás 
ni en la nieve ni en los 70 vientos de la rosa 
no estás en el uróboros 
no sé si sos un invento mío
como quien va a un museo
y cuelga mentalmente sus propios frescos
o una puntada en alguna parte
fulgor
que no sé precisar
espumo el hueso en la olla negra
jamás visité el cielo
jamás preparé borsch.
 



ESCRIBIR NO SIGNIFICA NADA




ni siquiera hervir arroz
las palomas mensajeras
no se desangran
no cantan como E. Piaf
apenas se sacuden los piojos del mensaje
no necesitan zapatos
ni cuadernos
en las afueras no se rinden cuentas
las palomas
de vez en cuando brindan
brindar es un extrañamiento
como alivianar el lunes de las puertas
las palomas mensajeras
andan a tontas y a ciegas
igual que la bocaza de Amstrong
son celestes como un diente
tan rojo
por Dios
 



EMILY DICKINSON APENAS A DOS CUADRAS



Cada vez que compro fideos
me espera en la caja
después caminamos dos cuadras
es una perra atolondrada
flaca y vieja igual que yo
le tiemblan las patas
tose
le falta el aire
me lame los pies
y también tiene alas
se llama Emily
creo que es una lírida en desconcierto
cuando me observa con la lengua afuera
no sé qué hacer
nadie sabe
de dónde vienen estas perras escritas
por qué retozan y se agitan
con los ojos en alto
cada uno con dos soles torrenciales
cuatro lunas
diez mil maíces de un cielo dentro del hierro de otro cielo
menos aún se sabe
si son plegarias o confesiones
los fogonazos en las costillas
pero Emily tiene un mapa
y nos extraviamos
no demos más vueltas Emily
ya es tarde
nunca acaba de amanecer
y perdimos la bolsita de los fideos
vení contame
Emily me corrige las orejas
me levanta la tapa de los sesos
al fin nos entendemos
vamos a la casa transparente
el infinito del poema
no está lejos
apenas a dos cuadras del supermercado.



poesía argentina

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(Fuente: El Poeta Ocasional)

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