domingo, 25 de diciembre de 2022

Fiorel Rayen (Emiliano Fiorelli, Mar del Plata, Pcia. de Buenos Aires, 1986)

 




DESPOJO Y LOCURA 
 

Un farol roto
titilaba en la calle,
sentí que mis deseos
no se cumplirían
y la desesperación
paralizó mi boca.
Es mejor evitar la historia,
cambiar a Hegel por Jean Arp,
adorar sus huesos amorfos
que no crecen
y ver desde ese punto
el movimiento del amor bajo los pies,
que se expande y retrae,
como la garra de un gato.
 
 
 

LAS OREJAS DEL CONEJO SON LARGAS 
 

Escucha a sus enemigos
aunque se concentre
en morder brotes de hierbas,
no olvida el acecho de la muerte
y regresa rápido a la madriguera.
Roza con la cabeza
la raíz de los claveles,
da el primer sorbo
al agua de las napas,
almacena víveres
en la guarida oculta.
Con sus patas hizo
un pequeño mundo,
sin sol ni cielo,
y lo tiene todo.
 
 
 

UN PÁJARO SALVA A OTRO PÁJARO 
 

Ni Sócrates ni Mandelstam
dejaron manuscritos,
es por Platón y Nadezhda
que los conocemos.
Cuando muere un colibrí
el zorzal lo atrapa en el aire,
lo lleva a la cima del olmo
y no permite
que se hunda en la tierra.
(inédito)
 
 
 

DESDE LA NADA 
 

A veces dudo
si estoy hecho de carne
o de ceniza.
Siento consuelo
por los que no saben
de su desaparición.
Por el loco que aplaude
su cumpleaños
detrás de la ventana
y espera a que salga humo
del cigarro de chocolate
mientras escribe
con crayón blanco
una carta.
 
(inédito)
 
 
 

RECORRIDO POR LA SIERRA DE LOS PADRES 
 

Me paro a la orilla del lago,
las nutrias giran en el agua,
abrazan a sus cachorros
contra la barriga.
Las que no tienen
se abrazan a sí mismas
entrelazando los dedos
como en un rezo.
En vano intento preguntar
por qué son felices,
huyen sin decirlo.
Alrededor mío
mariposas y abejorros
comparten el mismo polen.
El silencio es el idioma,
las palabras lo ilusorio. 
 
(Inédito)
 
 
 
(Fuente: Oscar Vicente Conde)

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