ESTOY CANSADO...
Estoy cansado, claro,
porque a estas alturas uno tiene que estar cansado.
De qué estoy cansado, no lo sé;
pues el cansancio seguiría igual.
La herida duele porque duele,
no en función de la causa que la produjo.
Sí, estoy cansado
y un poco sonriente
de que el cansancio sea sólo esto:
ganas de dormir en el cuerpo,
deseo de no pensar en el alma
y por encima de todo una transparencia lúcida
del entendimiento retrospectivo…
¿Y la lujuria sin par de no tener ya esperanza?
Soy inteligente: esto es todo.
He visto mucho y he entendido mucho de lo que he visto,
y hay un cierto placer en el cansancio que eso da:
que al final la cabeza siempre sirve para algo.
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en "Antología de Álvaro de Campos", Editora Nacional, Madrid, 1978. Trad. de José Antonio Llardent.
(Fuente: Jonio González)
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