EL HOMBRE QUE CAMINA
(L'Homme qui marche I. Giacometti)
¿De dónde viene, frágil, el hombre que camina?
¿A qué futuro incierto se dirigen sus pasos?
Algo en su movimiento lo retiene hacia el suelo
pero él se afirma y anda hacia adelante y arde
-entre el ser y el vacío, entre el cielo y la tierra-
su soledad precaria, la fuerza de su impulso.
Altivo y solitario, viene desde la lluvia,
emerge de la herida y de las sombras.
Bajo una piel rugosa, es casi sólo huesos.
Parecen disolverse sus plantas en el barro,
pero se afirma y anda sereno hacia adelante.
En el espejo turbio de su silueta exigua
nos reconoce el tiempo. Y en la oscura mirada
que asume su destino y su esqueleto,
despojado de todo, excepto de sí mismo.
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