¡Contén la respiración, hijo! Fracaso y estrépito en el azar de los
escombros, cuando los rascacielos se derrumban bajo los dados del
desastre, los esponsales rotos en el declive de las finanzas, la
oportunidad pulverizada de una magia polvorienta, la boca cerrada y
lúgubre por extinción vocal. El silencio del oráculo no anuncia ningún milagro.
¡Contén la respiración, hijo! Una civilización milenaria impactada por un
iceberg de desdichas está zozobrando. Una barca de maleficios acelera su naufragio. Derrota y bancarrota en la nada infernal de la delicuescencia.
¡Te vuelvo a pedir que contengas la respiración, hijo! La laringe y la faringe del profeta pronto van a explotar en un tsunami de arena sedienta de sombra, en el desierto de la esfinge.
Frankétienne en "Caofonía" (libros de la resistencia, 2021, traducción de Adalber Salas Hernández)

(Fuente: León Félix Batista)
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