IX
Unos treinta kilómetros
fueron la distancia
que puse para ser otra.
El mar a mis espaldas
en la silla mi blusa
libros en el suelo
algunos huecos en la biblioteca
pequeños espacios de tiempo
que cuelgan del aire
en el temblar de la cortina.
A través de mi ventana veo la ruta
esa posibilidad de escape
donde las vidas transcurren a ciento veinte
y la tristeza no se ve
voy al trazo
mi dedo flaco
esboza apenas un círculo en mi pecho
el latido del pezón
la urgencia del poema.
(Fuente: La Parada Poética)
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