UN POEMA DE POQUITA FE
PACIENTE
El hospital vive al lado del teatro, comparten
una plaza con una fuente, un carrito nocturno de panchos,
una estatua de una Madonna volcánica con su bebé. Los acomodadores
sales a fumar, los médicos se escapan a fumar, las camisas negras
y las batas blancas se demoran y desaparecen en una nube acre.
La plaza se llena.
Crisis, estreno, pase lo que pase, los cuerpos se forman en
fila. Algunas perlas y sacos. Algunos tuppers. Hombres que duermen
con rigor en un banco de piedra, con el portafolios a un costado.
La comida
forma parte de sus actividades. Papas fritas de bolsa al lado de la
volatería,
sándwiches de queso en bolsas para sándwich, Nescafé, tacos hasta
tarde. Las vueltas que da la gente, la relación con sus propias
extremidades
ociosas. La mayoría se amontona como gansos si están juntos.
Parejas que esperan inquietas, el flash de una cámara, un llanto
irregular
desde un auto estacionado. Las lamparitas de las marquesinas.
Miradas al reloj
para ver qué hora es. La luz límpida de la funeraria de enfrente.
Rosas rojas en mano,
una camilla recostada como un borracho contra una ambulancia.
Y podría seguir. Porque esto sigue. Paso por esta escena casi todos
los días
para ver a alguien que amo. Trato de no llegar con las manos vacías,
y a veces abre la puerta antes de que yo meta la llave.
Robin Myers
Poquita fe
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
Prólogo de Claudia González Caparrós
Kriller71 Ediciones
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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