Casa de Blanca
No llamaré a tus puertas, aldaba de noviembre:
y una astilla de palo el corazón me horada.
Porque tú no estás, Blanca, tu costurero antiguo
se olvida de los tules, y el Niño de Pasión
va llenando de llanto el cristal de La Granja.
.
Tiene el regazo frío tu silla de caoba,
tiene el mármol tu quieta dulzura persistida
y bajo tu mirada una paloma tiembla.
Perdidamente humana pude sentirme un día,
pero un mundo de sombras desvaídas me llama
y a un sueño interminable tu cama me convoca.
.
De: «𝘔𝘢𝘳𝘵𝘢 𝘺 𝘔𝘢𝘳í𝘢» (1966)
(Fuente: Grover González Gallardo Poesía)
No hay comentarios:
Publicar un comentario