UN POEMA EN PROSA
Más celeste que el aire celeste ¿dónde, dónde estás? Cercana y remota, sueño, ángel, suspiro; ni delicado lirio ni delicada anémona, más delicada y suave.
Cesan los infinitos rumores del mundo junto a la puerta. Espesa capa de herrumbre se extiende sobre los ríos inmóviles. En el cielo de metal ya inalterable, avanza la gran nube gris, como una apretada multitud sin rostro. Triste haz de muertos inmemoriales.
La naturaleza pierde el juicio. La débil brisa abate al tronco añoso y el gusano se golpea el pecho y exclama: ¡Soy poderoso!
Las sombras indultadas no se redimen. Vuelven las sombras.
Enmudece el aire, la hoja vegetal, el insecto, la piedra. Dios se da vuelta de espaldas y cierra los ojos.
Todo se vuelve de terciopelo verde.
Tú estás dormida sobre el blanco terciopelo y sonríes. Duerme; cuando llegue el día yo te despertaré.
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en "Clarín Cultura y Nación", jueves 7 de febrero de 1980. La imagen, Enrique González Tuñón (Buenos Aires, Argentina, 1901-Cosquín, Argentina, 1943) por Raúl Olcelli (detalle).
(Fuente: Jonio González)
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