viernes, 24 de septiembre de 2021

Theodor Kramer (Austria, 1897 - 1958)

 

 

OTROS QUE NO AMABAN TANTO EL PAÍS

 

 
Otros que no amaban tanto el país
estuvieron dispuestos a irse desde el principio;
a ellos –algunos se han ido ya– les va mejor,
yo, en cambio, tendría que desprender de la tierra
mis raíces con mi propio cuchillo.
Ni una noche he dormido desde entonces,
y siento algo más fuerte que el dolor;
muchas semanas han pasado desde entonces,
hace mucho que me abandonaron todas mis fuerzas
y siento que me estoy desangrando.
No obstante, tendría que marcharme,
simplemente para seguir siendo lo que fui.
En ningún lugar de los que piso puedo dar fruto;
fuera de aquí no necesitaría gritar, sin duda,
pues mi palabra callada siempre fue verdad.
De ella estaría, como en los viejos días,
seguro; sollozando en contra de mí mismo,
no tendría más que llamarme día y noche,
arrancarme de aquí con raíces y todo
para plantarme en otro país
 
 
 
 
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en Hertha Müller, “En la trampa. Tres ensayos”, Siruela, Madrid, 2015. Trad. Isabel García Adánez. 
 
Y continúa Müller:
Sobre quién es Theodor Kramer habla Peter von Matt con amarga claridad en la revista suiza “Drehpunkt”: “Hay un poeta que se llama Theodor Kramer. Aquí no lo conoce nadie. Lleva muerto treinta y cinco años. Claro que de los poetas muertos, a diferencia, por ejemplo, de los funcionarios de ventanilla muertos, se puede hablar en presente aun después de su muerte. Sus poemas pertenecen a una categoría que la literatura alemana apenas tiene en consideración. [...] No murmuran, no tartamudean, se entienden como si fueran cartas escritas por un viejo amigo. Nunca muestran lo difícil que es escribir versos así y hacer rimas con tanta naturalidad. Dan la sensación de que salen así solos, sin esfuerzo alguno. Theodor Kramer era judío. Y austriaco. Escapó por los pelos de la muerte organizada. Consiguió huir a Londres en el último momento. [...] No podía vivir sin convertir en versos sus días y sus noches, la miseria y las pequeñas alegrías, la depresión y los placeres de la cama. En 1957 regresó a Austria, enfermo, desamparado, como un extraño, con montones y montones de poemas en las maletas. Pocos meses después había muerto..."
 
 
 
(Fuente: Jonio González)

 

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