No hubo aquí
vacilación o embarazo.
Pero yo,
o el pelaje
que resta,
no tengo patria,
tinieblas
si la tuve,
ni lengua,
ni delicia de dialectos,
ni páncreas
bajo el amparo
de la ONU
y la corte celestial,
ni muro
donde rascarme
las pulgas.
Y mi alma
es un hueso quemado,
crocante
bajo los pies,
ni ceniza
ni gótico arco,
ni soplo,
ni marduk,
ni baal,
ni carnero
ni toro cretense.
Mi alma
es catástrofe,
humana injuria,
miniserie,
reina del kitsch;
a la duda reproche.
- Inédito -
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